8.05.2013

Crápula.

Con el escote blandido de la miel y la oliva
con las manos atadas de espiga y sosiego
como crápula te espero bajo la mesa
donde comimos nuestra primera cena.

En el recuerdo de las manos entrelazadas,
y los primeros besos entregados al vaivén.
Embriagada de la sal de tu cama
Te dejé correr.

Aquella melodía esclava, y los susurros del silencio
con la luna como lámpara soltera
cerramos los ojos abriendo los labios
y te dejé caer entre mis sueños.

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