8.15.2007

Extrañezas


Parecía ser que extrañaba más que las palabras y atenciones delicadas y pocos serias. Extrañaba la complicidad, su hombro para pensar en el momento que las cosas no andaban mal y su pecho para llorar cuando sí lo hacían.
No la había desgarrado la muerte ni el desprecio. Fue la falta de cuidado y atención mezclada con una insólita traición disfrazada de infamia, así un día cualquiera se quitaron el saludo. Se ignoraron hasta que no se vieron más.
Desde entonces ambas vivían tranquilas con los recuerdos maravillosos de una amistad vieja destruida por idologías pero sin la tenacidad de volver a la carga intentando revivirla, por los viejos tiempos.