4.28.2007

Más allá de la palabra



"Y llamaremos a la traición como aliada, cuando sea necesario poder impedir otros actos que no nazcan de nosotros, No será necesario un beso para demarcarla, ni tampoco serán conocidas las reacciones de quienes quiesieran realizarlas, bastará que se niegue tres veces antes del amanecer para que se concrete... tal vez se permita la participación a personas ajenas, pero deben recordar que, esencialmente, la traición es trabajo personal... para el traidor nacerán las penas del infierno... para el traicionado, la mancha de su nombre. Y no me miren así, yo no soy el hombre ni la mujer quien la ha creado, no soy más que un escribano, no soy yo quien ha permitido dejar entrar la discordia y la desconfianza, porque eso es lo que escencialmente han creado... pondremos también laa capacidades del traidor, debe saber de manipulación de situaciones, la invenciones de realidades, la imaginación (todo traidor debe ser imaginativo, o al menos un poco) las mentiras y, por supuestos, aquella buena manera de fingir, es necesario que sea un gran actor"
El escribano se volteó con su pluma en alto y demarcó las últimas letras del acta al tiempo que calentaba la cera para poner el sello real.
-Lástima que tan buenas características sea utlizadas para tantos egoístas fines y en tiempos de paz como los que estamos viviendo ahora.
La traición había sido escriturada, aparecía en la historia de la Isla Grande, por lo que ahora podía ser usada, tal cual había sido usada en tiempos del Antiguo Continente.