4.22.2012

La Búsqueda en el Retorno




Habían pasado muchos años desde la última vez que se vieron. 
Aquella había sido una despedida épica, como esas que tanto le gustaba leer en novelas antiguas de amor y cariños viejos que siempre terminaban perdonándoselo todo "porque se amaban".
Sin embargo, no hubo palabras de disculpas ni ruegos para que se quedara, después de todo, no era que tuviesen algún tipo de relación efectiva y reconocida, tampoco era que se lo hubiesen dicho alguna vez en medio de una velada romántica a la luz de las velas.
los sentimientos que Sofía y León tenían el uno por el otro habían sido considerado tan privados, que nunca se lo dijeron. Era por lo mismo que la despedida era mucho más terrible que una despedida de dos amantes, porque al menos ellos se habrían dicho todo lo que tenían que decirse, pero ellos, ellos seguían ahí, a la espera de que por milagro alguno de ellos se dijera lo que tanto tenían en claro, antes de que el tren partiera alejando a la muchacha todo el tiempo necesario para traerla de nuevo muchos años después.
León, en esas noches de vigilia eterna, la recordaba con su rostro pálido reflejado en la ventana del Tren antiguo que pasaba todas las mañanas camino a la capital, con su mirada perdida en la del muchacho como rogándole que la siguiera a pesar de todo lo que significaba dejar en aquella vida que era la única que conocía.
-es bueno volver a verte- lo despertó de sus pensamiento la voz, ahora, más rasposa que la que tenía a los 15 años- pensé que nunca nos volveríamos a encontrar.
-es verdad- y no dijo nada más
porque en el fondo, aquellos corazones quinceañeros que se habían amado con locura, que se habían entregado a un compañerismo incondicional, a la maravilla del roce celestial de dos cuerpos conociéndose no volverían nunca más.
lo que les había quedado, hasta ese día, no era más que las sombras de un amor inconcluso, una despedida que fue el final de algo que nunca comenzó, unas disculpas que no servirían de nada -después de todo no había nada que disculpar- se querían ¡Y cómo se querían!... pero no era el mismo anhelo de los primero días, por lo cual estaban condenados a mantenerse atentos, dispersos en sus recuerdos a la espera de recuperar aquello que ya estaba perdido, y que, lamentablemente, se había ido en ese tren para nunca más volver.