9.19.2007

Fiestas Patrias


La tía comenzó diciendo que en realidad esa era como la "casa de los Espíritus" cuando el ruido comenzó a inundar la cocina.
Mientras los "hombres de la casa" -que no eran más de 5 más dos invitados- jugaban poker al otro lado, en el living; nosotras las mujeres nos habíamos adueñado del "Centro de la Casa" -como decía mi abuela- por lo cual nuevamente pasabamos a ser las dueñas, mientras ella, la más vieja de todas, descansaba acostada en su cama con una buena taza de hierbas recién cortadas en el patio,sin que el ruido la afectara cosa que nadie entendía, salvo la tía, puesto que con tanto ruido "la Cote" podía dormir sin ningún problema -claro, la mayoría olvidabamos bien seguido que la abuelita era sorda-.

En realidad siempre fuimos ruidosas, y aun cuando los pololos de mis primas no hacían comentario al respecto,- sobre todo cuando estábamos todas reunidas- todas sabíamos que a escondidas y entre ellos se decían que aquella era la Casa de criaderos de brujas profesionales. Con tanta conversa y risotadas, historias reales e inventadas y eternas tazas de café, té, dulces y copas de ron con sabor a frambuesa, el criadero de brujas contaba con muchas adeptas, y mientras pasaba el tiempo, más potenciales brujas teníamos como aprendices. En aquella época eran cuatro las generaciones que convivían al unísono mientras los machos jugaban cartas. Teníamos desde la Madre Superiora de las brujas hasta aprendices de brujas pàsando por bruja a secas y proyectos de brujas... en ese entonces yo pasaba a ser la bruja intermadia. Todas igual de guapas (si, debo decir que todas teníamos una belleza distintiva, no sólo por ser nosotras, sino algo que se nos entregaba como genética por ser quienes éramos) con el mismo tono de voz chillón y un humor negro muy característico.

La familia era así... muchas mujeres que mandaban, con pocos hombres que hacían como que no obedecían y mucho cariño nacido desde dentro, muy dentro, para luego ser diseminado por todas partes en esta estirpe donde la sangre misma llamaba a ser entremezclada con las novedades difusas de los cambios de los tiempos; podíamos ver a mi abuela nacida en otro milenio, y a la Flor, que siempre sonriendo, ya sabía bien lo que era un celular y que aun no cumplía un año. Todas las mujeres brujas, y todos los hombres callados y risueños. Todos juntos en una casa para cinco (en total podíamos llegar perfectamente a las cincuenta personas) mientras afuera pasaba el dieciocho entre chicha y empanada, nosotras nos comíamos los dulces chilenos que eran para la once del otro día al mismo tiempo que nos tomábamos los tragos de ron con frambuesa y llenábamos la casa de voces a la vez que la abuela Cote se sacaba su audífono y se iba a acostar.

9.04.2007

infinidades

Derrepente la luz se apaga y nuevamente la oscuridad reinante se espesa con esa maraña de hilos que se entretejen con tan poca seriedad. Las emociones se desacostumbran con tanto traqueteo de palabras entrecortadas y sin sabor y "sinceramente" pasa a ser un estado de eterna desesperanza a no dejar de ser palabra.
No, no era el tiempo vertido entre tanta ceguera lo que nos había vuelto estúpidos, tampoco era el hecho de estar acostumbrados a dar tumbos entre los hilos y la noche. Nos habíamos vuelto estúpidos por que así lo quisimos, así mismo nos lo habíamos propuesto, y fue tan buena la apuesta que nos la creímos a las mil maravillas... si, estúpidos profesionales en la medida que nos alejabamos de lo que alguna vez dijimos era nuestro peor enemigo.

9.01.2007

He llegado ya



Pum-pum... pum-pum... pum-pum... 
Eran las tres de la mañana y parecía que no querían despertar, tampoco lo iban a hacer -se recordó con algo de ingenuidad- no despertarían... y era que ahora tomaba el peso de lo que había hecho hacía trece minutos y treinta y seis segundos. Si, había temrinado demasiado rápido como para notar lo importante que habían sido las últimas ocho semanas preparando todo... al parecer no había valido la pena, porque la tristeza, el dolor, el sufrimiento, el desengaño y todos los sentimientos que la habían llevado a casi bordear la locura ahora se desparramaban en conjunto a la sangre mientras intentaba calmar el corazón que de un momento a otro no quiso reconocer el error que había cometido. 
"Maldición" se dijo entre los dientes viendo ambos cuerpos dormidos uno junto al otro, "maldita sea la desesperación" Porque ella seguramente había sido la que había provocado que no los despertara, sólo disparó seguido, dos tiros a cada uno y listo, sin mediar aviso, sin saber si realmente aquello valía la pena (porque cuando abrió la puerta del ascensor, antes de entrar al departamento, ¡claro que valía la pena!) y algo en su instinto, luego de tantos discursos legitimadores que le dejaran la conciencia tranquila, le decía que realmente, no era la conciencia limpia uno de los factores que la había ayudado... Sólo había disparado, había entrado y luego disparado "¿Cómo era el plan?" se preguntaba para saber si no se había equivocado realmente, porque había pasado mucho tiempo intentando planear de la mejor manera su entrada, cómo los encontraría dormidos juntos, cómo él haría muchos amagues de explicar que habían terminado hacía más de un año, que no era necesario tanto drama y que si quería ayuda, podrían hablar... ella iba a negar, sobre todo al ver el rostro sonrojado de quien lo acompañaba, sentiría odio, y entonces el mar de emociones le daría la razón, tomaría el arma, le diría un "te quiero" delicado y dispararía. Pero ahora que las sirenas sonaban a lo lejos, y al notar que no había habido show más que aquel creado en su imaginación, decidió que el telón estaba abajo desde hacía tiempo, y que era mejor retirarse de las tablas, que era tiempo de morir también.