11.16.2009

despertando un día.

Eran aquellos labios rojos, de perfume espeso y penetrante los que dan a conocer que quedan las migajas -no los recuerdos completos- luego de tardes de lluvia, cuando en el pecho arde la sensación de poco sociego.
Y la verdad, no soy capaz de recordar los detalles de tu cuerpo, que ahora es humo disperso en medio de tantos sentimientos, luego de una noche pasada en tu boca respirando tu aire.

Primero habían sido tus ojos, aquella bestia infame, los que me habían quitado la paz, la cadencia de cada día... tu presencia que parecía alegría -y la ausencia que desteñía la paz.

Eran entonces, tu cuello. Dorado, largo, perfecto. Aquel espacio profundo en el cual entraban mis sueños. por donde me abrazaba inquieto, donde dormía sereno.

Era también tu espalda donde descansaba mi pecho, por donde te arrasaba con mis brazos. Donde nuevamente me encogía como si fuera mi puerto... aunque ahora pareciera destierro.

Había sido una noche, una sola noche de presencia eterna, pero ahora, a unas cuantas horas, cuando queda en el ambiente unas pocas notas de perfume de tu pelo, el calor de tus manos y las imágenes -casi irreales- me doy cuenta del precio de una noche que no sería noche, sería desconsuelo y necesidad.

11.13.2009

Nuevamente, sabidurìa...


Nosotros somos los imposibles, Los que dedicados a cada uno parecen prisioneros entre tantas diferencias. Nosotros con ese aroma a canela húmeda, a cuerpos tibios que terminamos siempre con las manos entrelazadas. Y cómo no seremos imposibles si en silencio reina mi calma, en tu calma renuncia mi cobardía. Porque es imposible imaginarme sin tu mano al otro extremo de mi mano, ni tu sonrisa acompañando la mía.

Somos imposibles porque no existo sin ti, ni te atrapo lejos cuando te escapas de mis sueños imposible de imaginarte sin mis besos, alejarte y que no estés a tu lado.

Porque la noche, siendo calma, había dispuesto en tus miradas, la promesa insomne de una gran batalla que recupera aquellos labios que me decían "te quiero" mientras despertaba.

Somos imposibles, porque ya no somos solo uno, porque tu mundo, siendo mi mundo, me arremete contrariada y ajena, pero siempre curiosa para saber si tú, como alguna vez yo, sientes la necesidad de acostarte a dormir a mi lado, para notar que en este lecho dejamos de ser imposibles para pasar a ser un bonito sueño.