Entonces se dispuso a viajar por entre medio de sus pensamientos, sabiendo que aquello no era malo -pero tampoco bueno- se dejó llevar por las imaginarias ideas de tomar aqeulla mano helada.
y luego se imaginó los momentos vividos, trayendo desde lejos todos los detalles de las últimas semanas.
Las vacaciones comenzaban, y lejos estaban las ideas de que aquello fuera prohibido. Solo era necesario saber que era ese aroma a tabaco de vainilla lo que los recordaba el uno al otro.
3 comments:
Buenisimo... Me senti algo identificado :S
Hay que tener cuidado...Esos pensamientos se traducen en obsesión, si no se centran luego. O se hacen, o desechan.
Así te evitas "no adorar a falsos ídolos"...
esa es la idea, de no saber cual es la fina línea entre la obsesión y la pasión...
y después de todo, ¿Cuál es la real diferencia entre los recuerdos y los sueños?
la idea es poder ir entretejiendo entre lo real y lo onírico.
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