LA vida entera se me pasaba en 20 minutos, primero, porque todo, absolutamente todo, lo podía hacer en ese tiempo; era lo que me demoraba en la ducha, lo que tardaba en llegar al metro, el tiempo que usaba para vestirme y maquillarme, y era lo que me tardaba en decidir qué era lo que había que hacer.
Siempre llegaba 20 minutos tarde a todas partes -porque en realidad, me demoraba más de 20 minutos en llegar a donde debía llegar... no contaba nunca los 20 minutos de caminata-
Habían veinte minutos que utilizaba para ponerme a escribir tonteras, luego de veinte minutos en los cuales me las pasaba caminando hasta el paradero de la micro -la 116, esa que al fin el Transantiago puso para poder llegar a mi casa- la espera tardaba según la gente que me rodeaba.
Pero me demoraba 20 minutos, desde que me subía hasta que llegaba a mi casa.
Y Habían también 20 minutos de gracia,en donde poco importaba lo que me decían... simplemente lo olvidaba
Y 20 Minutos en donde me reía a cántaros, donde saltaba, corría -pocas veces me perseguían-
luego venían 20 minutos de almuerzo -poruqe no alcanzaba a usar toda la hora- los 20 minutos de conversas... esas largas, lindas, entretes...
Y durábamos 20 minutos en clases... luego salíamos al baño, el laboratorio... a veces nos turnábamos...
Y en 20 minutos zanjábamos los trabajos... Pedíamos cambio de prueba, mandabamos mails...
y la verdad, nunca pudimos terminar una prueba en 20 minutos
pero sí nos ibamos 20 minutos a chanchar por ahí -pero era los 20 minutos más largos del día!- cuando los antojos nos ganaban la partida
y en 20 minutos me rendía, luego en 20 más, volvía. En el mismo tiempo peleaba conmigo misma, y al final eran las sonrisas externas las que me decían que estaba perdiendo el tiempo.
20 minutos de valentía, otros 20 de total mesura. Nunca tuve 20 minutos de apatía, ni menos el mismo tiempo por cobardía.
Pero ahora se termina esa extraña cotidianeidad, en 20 minutos más me iré a la cama, sabiendo que debía irme ahora. 20 minutos demoraré en dormirme, luego de 20 minutos de ordenar la ropa para mañana, porque justo cuando entraba a la cama, recordaré que no tengo lista la mochila para mañana.
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