Pum-pum... pum-pum... pum-pum...
Eran las tres de la mañana y parecía que no querían despertar, tampoco lo iban a hacer -se recordó con algo de ingenuidad- no despertarían... y era que ahora tomaba el peso de lo que había hecho hacía trece minutos y treinta y seis segundos. Si, había temrinado demasiado rápido como para notar lo importante que habían sido las últimas ocho semanas preparando todo... al parecer no había valido la pena, porque la tristeza, el dolor, el sufrimiento, el desengaño y todos los sentimientos que la habían llevado a casi bordear la locura ahora se desparramaban en conjunto a la sangre mientras intentaba calmar el corazón que de un momento a otro no quiso reconocer el error que había cometido.
"Maldición" se dijo entre los dientes viendo ambos cuerpos dormidos uno junto al otro, "maldita sea la desesperación" Porque ella seguramente había sido la que había provocado que no los despertara, sólo disparó seguido, dos tiros a cada uno y listo, sin mediar aviso, sin saber si realmente aquello valía la pena (porque cuando abrió la puerta del ascensor, antes de entrar al departamento, ¡claro que valía la pena!) y algo en su instinto, luego de tantos discursos legitimadores que le dejaran la conciencia tranquila, le decía que realmente, no era la conciencia limpia uno de los factores que la había ayudado... Sólo había disparado, había entrado y luego disparado "¿Cómo era el plan?" se preguntaba para saber si no se había equivocado realmente, porque había pasado mucho tiempo intentando planear de la mejor manera su entrada, cómo los encontraría dormidos juntos, cómo él haría muchos amagues de explicar que habían terminado hacía más de un año, que no era necesario tanto drama y que si quería ayuda, podrían hablar... ella iba a negar, sobre todo al ver el rostro sonrojado de quien lo acompañaba, sentiría odio, y entonces el mar de emociones le daría la razón, tomaría el arma, le diría un "te quiero" delicado y dispararía. Pero ahora que las sirenas sonaban a lo lejos, y al notar que no había habido show más que aquel creado en su imaginación, decidió que el telón estaba abajo desde hacía tiempo, y que era mejor retirarse de las tablas, que era tiempo de morir también.
Eran las tres de la mañana y parecía que no querían despertar, tampoco lo iban a hacer -se recordó con algo de ingenuidad- no despertarían... y era que ahora tomaba el peso de lo que había hecho hacía trece minutos y treinta y seis segundos. Si, había temrinado demasiado rápido como para notar lo importante que habían sido las últimas ocho semanas preparando todo... al parecer no había valido la pena, porque la tristeza, el dolor, el sufrimiento, el desengaño y todos los sentimientos que la habían llevado a casi bordear la locura ahora se desparramaban en conjunto a la sangre mientras intentaba calmar el corazón que de un momento a otro no quiso reconocer el error que había cometido.
"Maldición" se dijo entre los dientes viendo ambos cuerpos dormidos uno junto al otro, "maldita sea la desesperación" Porque ella seguramente había sido la que había provocado que no los despertara, sólo disparó seguido, dos tiros a cada uno y listo, sin mediar aviso, sin saber si realmente aquello valía la pena (porque cuando abrió la puerta del ascensor, antes de entrar al departamento, ¡claro que valía la pena!) y algo en su instinto, luego de tantos discursos legitimadores que le dejaran la conciencia tranquila, le decía que realmente, no era la conciencia limpia uno de los factores que la había ayudado... Sólo había disparado, había entrado y luego disparado "¿Cómo era el plan?" se preguntaba para saber si no se había equivocado realmente, porque había pasado mucho tiempo intentando planear de la mejor manera su entrada, cómo los encontraría dormidos juntos, cómo él haría muchos amagues de explicar que habían terminado hacía más de un año, que no era necesario tanto drama y que si quería ayuda, podrían hablar... ella iba a negar, sobre todo al ver el rostro sonrojado de quien lo acompañaba, sentiría odio, y entonces el mar de emociones le daría la razón, tomaría el arma, le diría un "te quiero" delicado y dispararía. Pero ahora que las sirenas sonaban a lo lejos, y al notar que no había habido show más que aquel creado en su imaginación, decidió que el telón estaba abajo desde hacía tiempo, y que era mejor retirarse de las tablas, que era tiempo de morir también.
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