10.01.2006

A veces lo lógico es lo más Difícil

Paz.
Si bien las cosas siempre habían sido igual, desde la muerte de Refugio, la cápsula de protección que había sido forjada desde su nacimiento se había roto por completo. La vida era más compleja que lo que ella misma muchas veces había querido creer, no por complejidad propia, sino por las mil decisiones que se debían tomar en minutos cruciales sin siquiera pensar.
Aquella mañana, antes de salir con la estampida de gente que llenaba, casi por completo, la calle, nunca pensó, ni siquiera imaginó que sentiría lo que ahora estaba sintiendo, ni menos previó lo que viviría rodeada de tanta gente desconocida. Valentín les había abierto la puerta sin una sola palabra, Sofía, la mayor de las hermanas, sin embargo, insistió que pensaran bien las cosas, aun sabiendo que en esos momentos, de la manera que se daban las cosas, que se darían las cosas, no era posible pensar.
-Al parecer hay más gente que la que decía Ángel, ¿No?- comentó Amparo, su hermana menor al notar que la vista se nublaba al escuchar tantos gritos como pasos, miles de ruidos que parecían tan ajenos a la ciudad, y que sin embargo, no dejaban de pertenecerles por completo.
-Al parecer todos van al campanario...- entonces se imaginó delante de Ángel con la mirada que muchas veces le brindó antes de que comenzara todo ese lío-... es mejor que fuéramos nosotras para allá...
Amparo sonrió con mucho entusiasmo, no sólo por lo que se venía, sino al ver que de la calle lateral, aparecían los compañeros de colegio con un lienzo, el lienzo pintado para la conmemoración de la muerte del Primer Maestro del Campanario (conmemoración, que de por cierto, parecía no ser celebrada si seguían las cosas como hasta ese momento)
Paz respiró hondo y notó, que por primera vez desde hacía mucho tiempo, que aun cuando la burbuja estaba rota, no sentía esas ganas de pelear que siempre había tenido, aun cuando los gritos de miles de personas rebotaban por los edificios, ella, dentro de su cabeza sentía que el silencio se hacía relajante.
-Es mejor que vayamos con la gente del colegio- dijo a su hermana menor, mientras ésta se mantenía con la calma del trabajo terminado. Paz se detuvo un momento y pensó que tal vez era mejor alejarse de tanto tumulto... aun cuando sabía que las cosas que sucederían, sin saber bien cuáles, eran, de por sí, inevitables.