"no te me pierdas" había dicho, cuando al verme supo que no tenía ganas de dejar caer mis lágrimas. Y es que no era necesario el que me lo dijera para darme cuenta que poco a poco el orgullo me estaba ganando la partida.
Iris. con ese razonamiento antiguo, desprovisto ya, de todo ardor inconciente que pueda aparecer ante algún irreflexivo sentimiento, había dado en el clavo de aquello que Sofía había sido incapaz de reconocer para sí misma, y era que se había encerrado dentro de una coraza que nada tenía que ver con lo que ella debiera ser. no sólo porque siempre fue una contradicción en sí misma, sino, porque había una parte de esa contradicción que quería escapar del encierro al cual había sido relegada.
las cosas importantes, bajo la mirada de Iris, eran otras que la muchacha había dejado pasar. Era momento de que cerrara los ojos, y sólo a través de la voz de la anciana la muchacha se deshiciera de aquellos valores y sentimientos tan pocos importantes, que se gestaran otros nudos dentro de la nueva ciudad que se mostraba, y a su vez, fuera capaz de mostrar que el corazón está latiendo, más allá de la coraza en el cual lo había dejado encerrado.