
Entonces, entremedio de la oscuridad, en plena noche, aparecieron las palabras compuestas en un cuerpo
como amar aquello que no existe
fue lo que se preguntaba en cada trémula iniciativa de poder tomar su cuerpo por sorpresa... y sentía sus labios, y oía sus quejidos y entremedio sentía el aroma a almizcle, tan delicado, tan sublime entre los temblores de la carne, que poco faltó para decirle al tiempo que pasara más rápido... que a ese ritmo no resisitiría
pero se despertó de pronto, asustada, perdida, confusa
la noche, en medio de tanto sueño, había dejado de serlo,
y prometía, entre abrazo y abrazo, volverse lucero en medio de tanta tormenta vertiginosa en la cual se habían escondido.